miércoles, 24 de noviembre de 2010

De cómo Thrommel dejó este mundo

Tras quedar inmovilizado en el aire pudo ver como sus compañeros le abandonaban, excepto Tooru que parecía también atenazada por un poder mental. Aparentemente había caído en la misma trampa.

Después de unos angustiosos instantes notó como una especie de tentáculo le cogía de la pierna. Voluntariamente dio patadas y consiguió desembarazarse, pero algo volvió a introducirse en su mente y cayó sin sentido…

Al despertar estaba atenazado, atado de pies y manos sin poder moverse, una fuerza invisible lo impedía. Se giró en la oscuridad de la habitación y allí estaba Satau. Justo entonces Tooru se transformó en un pájaro y salió volando de la habitación del Oráculo. Al rato el Oráculo se dio la vuelta, vio que estaba despierto y mentalmente le comunicó –Tu momento ha llegado, no puedo hacer más por ti…-

Una descarga mental después (para evitar pataleos) y tras comprobar su atontamiento, se lo cargó al hombro y lo sacó de la estancia. A rastras por el Atrio Exterior, qué manera más rara de moverse. En la biblioteca se oyeron pisadas acercándose con celeridad, lo que hizo que Satau se detuviera. No veía quién era, pero el azotamentes estaba tenso y concentrado. Hasta que lo echó al suelo, como un saco. Le dejaba con los desconocidos.

Oír aquella voz de nuevo provocó un aluvión de recuerdos en Presto, una oleada que confundió pasado con presente. Impotente y espectador de sí mismo, se resignó. No estaba acostumbrado a vivir su cuerpo en tercera persona.

Thrommel: Agárralo con fuerza y vámonos al salón, ¡Estoy harto de molestias! Por tu culpa la otra ha escapado-, unas manos con sucias garras te cogen y te suben a los hombros, puedes ver una espalda familiar, es Varachán.

Os movéis recorriendo el Atrio Exterior con tranquilidad, parece ser que se han dirigido al salón, está muy tranquilo, ya quedan pocos habitantes en el atrio…Allí te dejan en el suelo y Thrommel te dice con delicadeza –Quédate quieto de pié-. No puedes hacer otra cosa. Escuchas una interesante conversación:

Varachán: Gran amo ¿Qué va a hacer con él? ¿No va a llevarlo a Hedrack?
Thrommel: ¿Y desperdiciar un compañero como él? No, creo que lo aprovecharemos, que mejor que tener otro vampiro por aquí a nuestras órdenes.

Varachán: No creo que sea bueno, Hedrack “el superior” podría cabrearse y venir a por nosotros.
Thrommel: ¡Calla, ser ínfimo! No vuelves a llamarle “el superior” me da asco. No te das cuenta que en cuanto transformemos a este bata-manta Hedrack no será problema para nosotros.

Varachán: Creo que es mala idea. Hedrack se cabreará y vendrá a por nosotros, deberíamos entregárselo.
Thrommel: No será problema si lo hacemos rápido, venga, transfórmalo ya.

Varachán: ¿Qué lo transforme yo?
Thrommel: ¿Es que no me has escuchado? Venga, transfórmalo ya. Es una orden. Por cierto, tú, humano, DEFIÉNDETE lo que puedas.

Ves como Varachán avanza hacia ti. No puedes hacer nada, tienes las manos atadas con una fuerza mental. Varachán te muerde.

De repente escuchas una explosión, todo sucede muy deprisa.

Aparece Hedrack, rodeado de un aura mágica tan potente que es casi tangible: “¿Qué pensabais engañarme? ¡No lo permitiré!”.

Reforzando sus palabras, la esfera de aniquilación se traga las diferentes sillas con que va rozando.

Thrommel susurra sosegadamente: "Ya te tenía yo ganas, humano engreído". Desenvaina a Endecha, su espadón sacrílego, y se prepara para el combate.

Varachan te suelta, sólo para conjurar un Muro de fuerza que lo separe de Hedrack, dejando a su amo Thrommel en lucha directa e individual con Hedrack. Se gira de nuevo y avanza hacia ti. Lo ves claro, si te convierten en vampiro serás la baza que incline la balanza a favor de los no muertos.

No obstante puedes ver la autoconfianza de Hedrack. Ha esperado a que todos os mováis sin preocuparse, sabe que es superior, parece un loco con su sonrisa macabra. Se mueve y dice –me cansas mucho Thrommel, esta es la excusa perfecta para eliminarte- y podéis ver como un rayo fulgurante y verde sale de la mano de Hedrack, avanza rápido, Thrommel trata de evitarlo moviéndose a una velocidad sublime pero en el último momento el rayo le impacta en todo el pecho. En un instante, casi de forma imperceptible, Thrommel es historia. Su cuerpo, convertido en un montoncito de polvo. Sobre él han caido todas sus pertenencias, la única prueba de que alguna vez existió. La sala queda en silencio. Aterrado, Varachan huye.

Presto, viéndose libre de toda manipulación, intentó desatarse con todas sus fuerzas. Y lo consiguió. No necesitó más para teleportarse fuera de allí...

------------

Nota 1: La primera parte, esto es, hasta la aparición de Hedrack, es lo que se le leyó a Josema, con alguna variación para hacerlo más adecuado al estilo de posteo.

Nota 2: La segunda parte fue batalla real, con dados d20.

2 comentarios: