domingo, 22 de agosto de 2010

Inversión

El segundo asalto al Atrio Exterior se realizó en excelentes condiciones y con mejores resultados.

El grupo había vencido a Chymon, la hembra de dragón rojo casi adulta, guardiana de la Puerta del Fuego. La montaña de monedas escondía una trampilla con un pozo.

Trampa tras trampa, alcoba tras alcoba, los héroes fueron obteniendo los tesoros de la cámara que había debajo, salvo uno. Un pozo aun más hondo llevaba ante una plancha de metal, gruesa y afianzada, que cortaba el paso.

Hodor, el recién resucitado mago y el enano guerrero discutían (cada uno con su cuerda de escalada atada) cómo salvar ese escollo. Mientras, el paladín, la druida y su enorme compañero animal (que mantenía agarradas las cuerdas) les ayudaban desde arriba, asomados al pozo, en la cámara del dragón.

Lo que entonces sucedió, debido a su celeridad, se debería de contar a cámara lenta:

De repente, todos salieron disparados del suelo, como si fueran cohetes gnomos. Arriba, en el nido de Chymon, paladín, druida y serpiente constrictor gigante golpearon contra el alto techo con fuerza, mucha fuerza. Sus cuerpos quedaron pegados al mismo y ninguno conseguía nada. Sus sentidos daban vueltas y vueltas, adaptándose al novedoso paradigma. Aquello no tenía ningún sentido para su cerebro. Ni pies ni cabeza.

Más abajo, a muchos pies de distancia, en el momento del "despegue", las cuerdas se tensaron para los que discutían constructivamente y les arrastraron a golpetazos, sacándoles del pozo inferior, golpeándoles repetidas veces con las paredes de la alcoba. El semiorco consiguió agarrarse a uno de los peldaños del pozo superior, al igual que el mago. El enano Ruski no tuvo tanta suerte y subió, pozo arriba, a gran velocidad. El golpe que lo unió a sus compañeros fue bastante sordo.

Hodor estaba con las piernas hacia arriba, agarrado al peldaño, cayéndose. La postura era antinatural, lo sabía, mas estaba completamente perplejo. Aquel odioso mago parecía más sereno, dentro de cierta escala. Sus ojos se iluminaron como si hubiera recordado algo y gritó con todos sus pulmones:

- ¡Nos han invertido la gravedad! ¡No hay arriba ni abajo! ¡Levantaos y plantad cara, pero no penséis en direcciones...!

Una carcajada poderosa, con un acento canino, interrumpió sus instrucciones. Daba órdenes a diestro y siniestro, con voz autoritaria. Ruidos de pisadas, muchas pisadas, golpeaban el suelo, no muy lejos.

Colgados de aquellos gruesos peldaños metálicos, sólo aptos para un dragón, ambos comprendieron (Hodor incluido) que aquello no iba a ser nada fácil.

2 comentarios:

  1. "...comprendieron (Hodor incluido) que aquello no iba a ser nada fácil."

    Hódor incluido, si es que yo creo que cada vez se hace más listo, debería subirle en 4 puntos la inteligencia.

    Por cierto, creo que el creador de RTME fumaba porros y se dio un festín haciendo la aventura.

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  2. En mi mente Hodor siempre es más listo... Vasos comunicantes, ya sabes.

    Te equivocas en lo del creador xDD

    El artífice de ésto he sido yo. Solo he construido a partir de las herramientas que ellos me han dado ^^

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